
Supuse amarte, supuso amarme, nos pasamos suponiendo y cuando no lo hacíamos, seguíamos suponiendo automáticamente. Esquivábamos la certeza, lo empírico, lo práctico. Rehusamos poner a prueba lo que creímos saber, por las dudas… Es distinto no saber, a simular lo sabido, ser dos perfectos estúpidos, a esforzarse por ser dos estúpidos perfectos. Improvisamos sobre el guión de la serie “te amo como sos”. Nos encontrábamos en las sábanas, nos disfrazábamos en el corazón. Extraviamos al otro por creer suyo lo que era nuestro. Creamos un monstruo adorable, un ser perfecto de cada uno, le dimos vida y reemplazamos al real. No conformes, le hicimos el amor, le preparamos desayunos, lo mimamos con caricias imaginarias y lo engañamos con nuestros cuerpos. ¡Puta que fuimos promiscuos! De moral ligera. Nos manoseamos y nos cogimos hasta más no poder, amando al monstruito ficticio. 10 años convivimos. Hace 5 estamos divorciados y un par de días estamos sin contacto, sin noticias, ni un mensaje de texto ebrio para cogernos salvajemente, sin pensar a futuro. Tenía en tu cuerpo todo lo que imaginaba para mí, eras vos pero sin vos, eras vos, pero como a mí me gustaba. Eras mía porque yo te inventé. Eras yo en vos. Por eso te amaba. Extraño tu cuerpo, sin él, mi monstruito no tiene vida. Te amé, a mi manera, pero te amé... Donde quiera que estés, espero que seas feliz y sigas siendo mía, así como yo, sigo siendo tuyo...