martes, 24 de junio de 2014

Tirando la mano, escondiendo la piedra

-Ahí te va, ahí tenés- me dijo.
Salió volando por los aires y me guanteó la cara a mano abierta. Lo que siguió fue el desembarco de don absurdo, inmigrante de la tierra llamada "boludez adolescente", cuyo presidente era este personaje cobarde. Dispuesto a declarar la paz repartiendo chirlos.
- ¡Cualquiera tira la mano y esconde la piedra!- Le dije entre dientes.
- No sé de qué me hablás si yo no hice nada. Solo le dije que no sabía quién le había roto el jarrón al papá.
- ¿Pero, él se había dado cuenta que faltaba ese jarrón? Porque estaba enbalado en una caja debajo de muchas cosas, en una pieza que nadie usa. Quizás, ni sabía que tenía un jarrón.
- No, no me había preguntado, pero te juro por todas las estrellas que están en el universo que no le dije que rompieron el jarrón.
- ¿Rompieron? Querrás decir: rompiste- le aclaré
- Bueno, solo le dije que alguien rompió el jarrón, pero no le dije todos los detalles: quién, dónde, cuándo, porqué. Solo le dije que está roto.
- Pero puede pensar que fui yo.
- Te juro que no le dije quién fue- me dijo.
A todo esto, cualquiera puede preguntarse ¿y... para qué? cómo voy a saberlo. Cualquiera tira la mano y esconde la piedra. Y cuando la piedra comienza a pesar se la encaja al perejil que se le cruza: moñito, bien adornada... y así, sin querer queriendo, terminamos con los bolsillitos llenos de ripio, sumergidos en un mar de quilombos y recibiendo guantazos de manyin.

No hay comentarios: